La Xbox 360 parecía estar cerrando su ciclo de vida cuando Microsoft se sacó de la manga Kinect. No tan de la manga en realidad, porque Nintendo había creado tendencia con su Wii, y tanto Microsoft como Sony siguieron sus pasos. Para Microsoft la promesa de Kinect fue tan enorme que se convirtió en compañera inseparable del lanzamiento de la Xbox One. Aquello fue un craso error.
Lo fue porque la PS4 lograba ser mucho más competitiva en precio al no incluir este accesorio, que además nunca logró demostrar su validez más allá de algunos títulos que parecían destinados solo a competir con la Wii. Nos enteramos ahora de que Microsoft ha dejado de fabricar Kinect, y es inevitable no tener sensaciones encontradas con un periférico que pudo ser y no fue.
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