Kickstarter e IndieGogo han cambiado nuestro mundo, y lo han hecho a mejor. Le han dado a mucha gente la oportunidad de darle validez a sus ideas, locas o no, y han sido responsables de nuevos segmentos de mercado como los relojes inteligentes (Pebble) o la realidad virtual (Oculus).
Esos éxitos también se han visto salpicados con fracasos estrepitosos, y algunos de ellos se han producido en el terreno de los smartphones. Marcas como Ubuntu, ZTE o Meizu han ofrecido su visión al mundo de lo que podría ser el futuro de los smartphones y la respuesta ha sido unánime: esos proyectos fracasaron porque no tienen (demasiado) sentido. Al menos, no cuando aparecieron o en la forma en la que lo hicieron.
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