Quienes se montan sus propios PCs buscan distintos objetivos y tienen distintos requisitos, pero hay un nicho de mercado especialmente sugerente: el de los PCs totalmente silenciosos.
Eso es precisamente lo que logró un usuario con un PC que ofrece unos niveles de ruido nulos. Esos 0 dB se logran mediante refrigeración pasiva, una cuidada selección de componentes y, eso sí, una inversión de casi 2.000 euros en un equipo interesante pero no súper potente.
La potencia es enemiga del silencio
Ese es uno de los principios básicos de la construcción de cualquier PC silencioso: si tienes componentes muy potentes, éstos acaban disipando demasiado calor, y existen límites para lo que la refrigeración pasiva sin ventiladores puede lograr.
Precisamente es lo que explica un usuario en su blog detallando toda la construcción de su PC silencioso. Todo en él estaba orientado a no generar ruido, y el primero de esos componentes específicos fue la caja utilizada para integrar todos los componentes, una Streacom DB4 preparada para placas base en formato Mini-ITX.
A partir de ahí, la selección de componentes, que no podía ser demasiado ambiciosa en cuanto a potencia. Este usuario se decantó por basar el equipo en un procesador AMD Ryzen 5 1600 con un TDP de 65W, un consumo más que aceptable y que se podía refrigerar de forma pasiva sin problemas.
De hecho este usuario hizo uso de una placa base de ASRock con el chipset B350 que también le permitía incluso optar a un Ryzen 5 1600X con un TDP de 95W más potente para poder forzar el micro mediante overclocking y aún así tener las temperaturas bajo control con el kit de refrigeración LH6 opcional para la caja elegida.
Su construcción fue completada antes del lanzamiento de los nuevos AMD Ryzen de segunda generación, algo que como comentaba en una actualización hubiera sido perfecto para dotar al sistema de mayor potencia y eficiencia. De hecho, explicaba, hubiera elegido el Ryzen 5 2600 de haber podido.
Otros componentes como la memoria RAM —eligió los módulos Corsair Vengeance LPX de 32 GB DDR4— y las unidades de almacenamiento (una Samsung 960 Evo de 1 TB y una Samsung 860 Evo de 1 TB) no eran tan cruciales en ese objetivo —ya son silenciosos de por sí— pero lo que sí era clave era la tarjeta gráfica elegida.
La gráfica dedicada también se puede refrigerar pasivamente
Aquí el usuario se decantó por una GTX 1050 Ti de ASUS que era según él la más adecuada tanto por su pequeño formato como sobre todo por su consumo y la posibilidad de refrigerarla de forma pasiva. Para ello retiró el ventilador integrado en la tarjeta y aplicó el kit de refrigeración de Streamcom para esta tarjeta gráfica, además de colocar unos pequeños disipadores en los cuatro chips VRAM de la gráfica para controlar también la disipación de calor en estos chips.
La fuente de alimentación también fue elegida con ese objetivo del silencio total en mente, y aquí una vez más se decantó por la solución de Streamcom ZF240, una fuente fanless de 240W suficiente para ofrecer el margen de maniobra para todos los componentes.
¿El resultado? Un PC completamente silencioso, quizás no adecuado para sesiones de gaming intensivas pero desde luego perfecto para largas sesiones de trabajo en las que el ruido del PC brillará por su ausencia. Este tipo de construcciones no es barata, y este usuario se gastó 3.000 dólares australianos en ella (cerca de 1.900 euros).
El silencio es caro, pero creemos que el resultado logrado por este usuario es un excelente ejemplo de lo que se puede conseguir si buscáis un PC de este tipo. La alternativa, claro, es optar por alguno de los muchos portátiles —aquí hay una buena lista— que han aparecido en los últimos tiempos y que ofrecen sistemas de refrigeración pasiva (sin ventiladores).
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