Puede que sea el formato phablet o puede que los móviles de la segunda mitad del año natural siempre luzcan mejor. Galaxy S8 y Note 8, LG G6 y LG V30, Huawei P10 y Mate 10… Si cogemos estas tres marcas como referencia vemos que el que llega más tarde suele tener mayor reconocimiento y en el caso concreto de Huawei lleva varios años demostrando que sus Mate son flagships a tener en cuenta. No brillan tanto, pero su desempeño es el de un excelente trabajador, un profesional que no hace ruido pero lo ejecuta (casi) todo bien.
Tras analizarlo, estuve más de un mes utilizando el Huawei Mate 10 como mi móvil principal y hay que reconocerle al fabricante chino el trabajo bien hecho. Es cierto que no brilla como otros modelos con los que compiten pero si estáis pensando en haceros con uno no os va decepcionar pues su propuesta es sólida, redonda y no decae con el paso del tiempo pero hay una serie de detalles que debemos tener muy en cuenta.
Huawei no ha decidido subirse al carro de los 1.000 euros como si lo hicieron Samsung, Google o Apple. Decidieron mantenerse con una cifra más contenida, en un precio parecido al que hemos visto en los gama alta de años anteriores. Lejos de ser una seña de debilidad, en este mes de uso nos ha demostrado que rinde muy bien y curiosamente en uno de los apartados donde siempre presume más, es donde encontramos que la competencia le ha recortado esa distancia extra.
Mes de uso con el Huawei Mate 10 en vídeo
Un phablet de bolsillo algo escurridizo
Con muchos terminales parecidos apostando por formatos algo más alargados gracias a las pantalla con ratio 18:9, el Mate 10 se ha mantenido firme en el panorámico a secas que, sumado a unos marcos muy finos, hacen que sea un terminal bajito y que a la vista de la sensación de ser más cuadrado de lo normal, sin llegar a los formatos experimentales que vimos hace varios años de la mano de LG.
Pasan los días y la sensación en mano con el Mate 10 enamora: es muy cómodo en las operaciones rápidas con una sola mano y podemos llegar a todos los puntos de la pantalla sin mayor problema. Personalmente es algo que valoro mucho ya que cuando voy por la calle y necesito hacer tareas rápidas como responder un mensaje, consultar cuánto le queda a un autobús o ver una notificación rápida no voy a pararme para cogerlo con las dos manos.
Siguiendo con la parte frontal tenemos una de las decisiones más atrevidas de diseño. Rebajar el tamaño de los bordes se ha traducido en desplazar el lector de huellas a la parte trasera para muchos móviles. Una posición que no gusta a todo el mundo y en que en algunos casos incluso llega a tener un lugar algo desafortunado cerca de la cámara. Se pueden tener marcos finos sin prescindir de este elemento.
En el día a día no es un engorro y sí, el sensor es más pequeño y siempre intentamos tocar lo justo para no manchar la pantalla y dejar el cristal marcado. Reconoce el dedo a la primera aunque lo coloquemos transversal, algo que no sorprende pues el fabricante chino lleva varias generaciones ofreciendo lectores de huella rápidos y fiables. Muy cómodo también para encender la pantalla cuando lo tenemos encima de la mesa.
En la parte trasera nos encontramos con una de cal y una de arena. El Mate 10 cuenta con una curva sutil en los bordes verticales para mejorar el agarre y que caiga bien en mano. Es cómoda aunque en este aspecto tan concreto para mí OnePlus son los que dominan mejor la línea para que no se nos escape el terminal. Lo resuelven bien pero el problema lo encontramos en el material de la cubierta.
Resbala, mucho. En un análisis de unos pocos días puede ser algo que no sea muy importante pero cuando es tu móvil diario cobra mucho valor. No he tenido ningún accidente pero en más de una vez se ha escapado de entre mis dedos y si andamos despistados puede acabar en el suelo. Mi consejo es que le pongáis una funda finita y de toque gomoso para evitar sustos y de paso que amortigüe las caídas.
Es una lástima porque por detrás es un móvil que luce muy bien, aunque los dedos se marcan con mucha facilidad. Mención especial a la doble cámara que sí, resalta un poco pero lo justo para sus propias necesidades y también para que no baile sobre la mesa cuando lo tenemos con la pantalla hacia arriba.
No tendrá curvas en los bordes y su pantalla no es la más alargada pero cuando vamos a tener un móvil durante una buena temporada la funcionalidad la vas valorando más y aquí el Mate 10 lo hace bien. Es un phablet de bolsillo: una gran pantalla sin notar un dispositivo grande en el pantalón. Su único punto negativo es lo resbaladizo que resulta pero el resto lo hace muy bien: cómodo en mano, fácil de usar con una mano y, tampoco dejemos de lado la estética, muy bonito y bien construido.
El rendimiento que se espera de un gama alta, una autonomía competente pero que no sorprende
A estas alturas resulta imposible cuestionar el rendimiento de los procesadores Kirin. Lo vimos en el análisis del Mate 10 y tras usarlo varias semanas mantengo lo que decía Javier: rinde bien, no presenta problemas y mueve todo con la fluidez que se espera de un teléfono de gama alta. No importa si son juegos o aplicaciones pesadas, en ningún momento me he encontrado con problemas o lags importantes en tareas cotidianas.
Mate ha sido siempre sinónimo de resistencia, he tenido tres modelos diferentes y desde el primero que tuve (un Mate 7) pude comprobar que su autonomía nunca me iba a dejar tirado. Siempre que tenía que irme de viaje o cubrir un evento era mi elección principal a pesar de que perdiera en otros apartados. Para mí que un móvil aguante un día intenso es la prueba definitiva para decantarme por él o descartarlo.
Con el tiempo Huawei fue puliendo el sistema de carga rápida de sus Kirin por lo que además de muchas horas de pantalla encendida podíamos darle un empujón importante y en media hora tener el 50% de la batería cargada. Las cifras del Mate 10 invitan a ser optimistas, 4.000 mAh de capacidad, pero este apartado es más que un número y la experiencia en un mes es buena pero no destaca.
En todo este tiempo usándolo, sólo he tenido que recurrir un par de días de viaje al modo ahorro para aguantar y no quedarme sin batería. Estamos hablando de alrededor de seis horas con la pantalla encendida, una cifra excelente y que hace año nos dejaría con la boca abierta pero a la que ahora otros muchos móviles también llegan. Mate ha perdido el trono de la autonomía de la gama alta y esto no es necesariamente malo.
Desde una perspectiva práctica podéis estar tranquilos: salir de casa por la mañana con la batería cargada y tener suficiente para no quedarnos a cero antes de conectarlo otra vez al cargador es lo habitual. Aguanta, dura y el software gestiona muy bien los procesos en segundo plano para matar lo poco relevante y dejarnos lo más importante en funcionamiento para no perdernos ninguna notificación.
No podremos presumir tanto de la batería pero como eso al final es de cara a la galería, lo importante es que aquí el Mate 10 demuestra que es un trabajador excelente y concretamente un corredor de fondo muy bueno. Sus cifras ya no sorprenden tanto, es cierto, pero siguen siendo muy buenas.
La carga rápida, con su accesorio oficial, es un incentivo muy bueno y apenas he tenido que recurrir a ella pues siempre me ha dado la suficiente autonomía pero en las pocas veces que hemos echado mano al cargador hemos logrado pegarle un buen empujón en menos de media hora.
Oreo bañado de EMUI, un sabor que no es para todos los paladares
Huawei nos sorprendió para bien cuando supimos que el Mate 10 vendría de serie con Android 8.0 Oreo. Un punto de partida perfecto pero con un compañero de viaje que no es para todo el mundo: EMUI 8. Mientras que otros fabricantes han ido virando a que sus capas de software sean más sencillas y parecerse más a esa experiencia llamada “Android puro”, Huawei sigue empujando sus normas en cuanto a diseño y estilo.
Durante este mes he intentado acomodarme a la experiencia de EMUI pero he terminado sucumbiendo y enterrar su launcher lo más al fondo posible. El resto de elementos estéticos y de interfaz no me molestan tanto pero el lanzado de aplicaciones que viene no es para mí. A veces la carga de elementos es tal que resulta difícil distinguir si se trata de Oreo o de Nougat. El baño de EMUI le da un sabor muy personal a la galleta de Oreo y puede que no sea para el gusto de todo el mundo.
Con ésto Huawei no suspende, ni mucho menos, en el apartado de software. Las herramientas que aportan son útiles, como por ejemplo la de salud que convierte el móvil en un cuantificador de pasos y calorías quemadas. No es tan preciso como un wearable de muñeca pero para alguien que no le gusta llevar nada en la muñeca es un incentivo poder tener un aproximado de lo que he caminado.
Luego tenemos otras herramientas como el gestor de la garantía que aunque no he tenido la necesidad de utilizarlo es una solución muy acertada para cuando tenemos un problema con el móvil y no sabemos por dónde empezar a buscar para contactar con la marca y su servicio técnico. La herramienta de Phone Clone es muy útil si no tenemos todo sincronizado en la nube de Google y tras hacer un par de pruebas funciona bien y nos ahorra un tiempo valioso teniendo que configurar todo desde cero.
Una de las principales atracciones del Mate 10 es poder utilizarlo como un ordenador de escritorio. Tan sólo tenemos que conectarlo a un monitor con un cable USB y sincronizar periféricos inalámbricos para poder usarlo. Hay un matiz: hace falta un cable USB C compatible con HDMI, no hace falta una base como el Dex de Samsung pero sin este componente no vamos a poder hacerlo funcionar.
La experiencia está bien pero en el mes de uso es una función que salvo para hacer demos con amigos no ha tenido más recorrido. No es una cuestión de mala implementación, simplemente que cuando quiero un ordenador prefiero un portátil (que lo llevo casi siempre conmigo) o un sobremesa. Todavía estamos un poco lejos de emplear un móvil como un PC de bolsillo al que conectamos a una pantalla y empezamos a trabajar.
Huawei vuelve a demostrar que les gusta atreverse y probar cosas diferentes en el software. Lo hacen a su manera, que puede no ser para todos los gustos, pero las ganas de introducir elementos e ideas son muy grandes. A veces abruman con todas las opciones que hay pero tras un mes de uso y acostumbrarnos a sus atajos y encontrar lo que más usamos, aprueba con nota.
Una cámara excelente, un mejor software
Desde mi punto de vista, Huawei ha cometido el error en permitir que la comunicación de sus cámaras giren demasiado alrededor de la tecnología de Leica. Sí, es una marca muy atractiva para cualquier amantes de la fotografía convencional pero el conjunto de la experiencia que ofrece luce y convence más que simplemente ponerle el nombre de Leica al lado,en este caso, de los dos sensores de la parte trasera.
En 2017 la excelencia fotográfica en el móvil la han puesto el Pixel 2 XL y el Note 8 pero el Mate 10 sin llegar a ese escalón no defrauda y su cámara es una de las mejores del ya pasado año. Su pareja de sensores traseros rinden muy bien en todo tipo de situaciones y los resultados son geniales incluso cuando la luz no juega a su favor. Como las fotos hablan mejor que las palabras, veamos algunos ejemplos.
En situaciones de luz favorable, las cámaras traseras del Huawei Mate 10 lo hacen genial: buena gestión del color y de la luz, el procesado capta bien los detalles y no empasta las texturas. Se puede apreciar la profundidad de todos los objetos y los materiales. Incluso los detalles del nombre algo rasgado (donde pone ‘Jarra N Heavy’) se pueden distinguir así como el suelo mojado y las hojas aplastadas por la humedad.
Foto de un kiosko tomada desde dos lados, uno más iluminado y otro a oscuras. En ambas imágenes se pueden apreciar muy bien todos los detalles al margen de la cantidad de luz que haya. En la segunda incluso se pueden identificar las caras sin mayor problema. Los textos de revistas y carteles se pueden leer perfectamente. Muy poco ruido y excelente gestión del modo automático para medir con precisión.
Volvemos a exteriores para probar el recorte de la cámara y vemos con el recorte al 100% (y sin necesidad de usar el zoom de doble aumento) se puede distinguir las ventanas y el logo de Iberdrola a lo lejos de la torre. El único pero es que en los edificios del fondo empasta pero teniendo en cuenta que están como a unos 50 metros de distancia no es un problema.
Probamos el modo retrato y observamos que el silueteado que hace es casi perfecto. En algunas zonas, como el flequillo, le cuesta un poco pero el resultado final es bueno y demuestra que el Mate 10 hace retratos excelentes.
Foto de interior con luz artificial cálida. Hace muy bien el desenfoque a partir del final de la mesa y consigue que en las partes enfocadas se aprecie cada detalle de las texturas. Tiene un poco de ruido pero teniendo en cuenta las circunstancias el resultado es muy bueno.
Si vamos a limitarnos a consumir las fotos en el móvil vamos a encontrarnos en el Mate 10 un smartphone fotográfico que va a seguir entre los mejores por mucho tiempo. Es cierto que al pasarlas a una monitor podemos apreciar mejor las debilidades de los sensores pero eso no le resta importancia al fantástico desempeño de la cámara. En este mes no he tenido ningún problema con ellos y cuando he hecho fotos malas ha sido más por torpeza mía que por problemas con las cámaras.
Sería injusto hablar sólo de las cámaras en el mes de uso con el Mate 10 porque sin la aplicación no se entiende toda la experiencia. Huawei ha alcanzado un nivel muy alto aquí al combinar con cuidado un modo automático muy solvente, acceso rápido a todos los filtros y efectos que ofrece y por último un modo manual que da la nota y nos permite explorar los límites de calidad de sus sensores.
No tiene la interfaz más limpia, aquí para mí la referencia es el Note 8, pero logra en sus 5,9 pulgadas de tamaño poner un montón de elementos sin distraernos. Disparar en modo manual es sencillo y podemos calibrar todo de manera muy cómoda. De hecho, volviendo a la comparativa con el phablet de Samsung, aquí Huawei me ha ofrecido siempre más rápidez a la hora de controlar los diferentes parámetros para tomar la foto que estaba buscando.
Si estabais pensando en comprar el Mate 10 por la cámara, estad tranquilos porque la experiencia desde que pulsamos en la pantalla para enfocar y luego disparar hasta usar el modo manual y los diferentes efectos es excelente. Una pena que Huawei no haya hecho tanto foco en ello y siga a vueltas con lo de Leica porque han logrado posicionarse entre los mejores móviles fotográficos de 2017.
Conclusiones tras un mes de uso
Si hubiera que definir al Huawei Mate 10 en unas pocas palabras lo presentaría como un móvil que gana con el paso del tiempo. De primeras no tiene nada que enamore o cautive pero según pasan los días vas descubriendo todo lo que es capaz de hacer y las sorpresas van aumentado: autonomía excelente, cámara versátil con resultados muy buenos y cómodo si queremos una pantalla de seis pulgadas que no nos moleste en el bolsillo.
Tiene algunos peros como la pantalla, apartado en el que anda bastante justito y apenas destaca. La mezcla de EMUI con Android 8.0 Oreo oculta mucho de lo que ofrece Android por defecto y algunos trucos como el modo escritorio a día de hoy son más para sorprender que para de verdad ofrecer una herramienta de trabajo que compita con un ordenador. Ahora, la gran pregunta ¿merece la pena hacerse con un Huawei Mate 10?
La respuesta corta es sí. La respuesta algo más elaborada es sí, si buscamos un phablet clásico pero que no renuncie a las principales tendencias de este año como los marcos finos o una doble cámara excelente. De manera más detallada, os dejo con varios argumentos por los cuales el Mate 10 es un phablet estupendo:
- Ofrece un rendimiento increíble y una autonomía muy buena por un precio más comedido que otros gama alta.
- La experiencia fotográfica es excelente y aunque está un poco por debajo del Note 8 o el Pixel 2XL va a cumplir con tus expectativas.
- Si vas a llevar mucho el móvil en el bolsillo, te gustará. Es una pantalla muy grande pero con un cuerpo muy pequeño.
- Cómprale una funda con algún material rugoso, el Mate 10 es bonito pero resbala mucho.
- Si no buscas una experiencia de Android puro, EMUI es una buena capa con herramientas útiles y temas para personalizar todo de manera sencilla.
- Si lo que quieres en cambio es un Android más parecido a un Pixel, con un launcher y cuatro ajustes puedes tener una experiencia más simple.
- Su relación calidad precio demuestra que no hace falta irse a los 1.000 euros para tener un flagship de sobresaliente. Lo puedes encontrar por 699 euros en Amazon.
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