Google nos domina con su software. Android está presente en el 85% de los dispositivos móviles del planeta (IDC), el navegador Chrome roza el 60% de cuota de mercado (NetMarketShare), y sus servicios (Gmail, YouTube, Drive, Maps) se unen a su todopoderoso motor de búsqueda.
¿Es que no le basta con eso? No lo parece, porque la apuesta hardware de Google es cada vez mayor. Lo ha demostrado hoy con el lanzamiento de diversos productos que refuerzan su presencia en el mercado de los móviles, de los portátiles o de los dispositivos conectados. Puede que algunos estén en contra, pero creemos que un Google fuerte en productos hardware es una buena noticia en casi todos los ámbitos.
Google no puede depender solo de sus partners
¿Es esa apuesta realmente destacable? Desde luego la reciente adquisición de talento de HTC por la que ha pagado 1.100 millones de dólares así lo demuestra, pero si había alguna duda, los productos lanzados hoy lo confirman.
De hecho ese es un paso interesante que se diferencia de lo que hicieron con Motorola, sobre todo porque este sí parece destinado a fabricar nuevos dispositivos totalmente “made by Google” (que es precisamente el nombre del evento de hoy) que le permitirán hacer algo muy importante: depender de sí misma.
A Google no le ha ido mal con sus partners desde luego, pero lo cierto es que algunos de ellos aprovechan cualquier oportunidad para (lógicamente) salirse del redil. Tenemos al mejor ejemplo en Samsung, que se sacó de la manga Tizen (aunque no parece plantear una amenaza en móviles), nos sorprendió hace unos meses con Bixby, su propio asistente de voz y lleva tiempo preinstalando su navegador, su cliente de correo o sus aplicaciones de mensajería y salud en sus dispositivos móviles.
Ese comportamiento algo rebelde de Google convierte a sus partners también en sus enemigos: ellos intentan maximizar sus beneficios tirando de la cuerda, y ahora es Google la que parece que podría hacer lo mismo. Conseguirlo es todo un reto, pero si alguien tiene capacidad para hacerlo, al menos por recursos, esa es la empresa de Mountain View, que además ya tiene tablas en el ámbito del hardware.
Google se está convirtiendo en una experta en hardware
No es que Google sea una novata en este terreno, desde luego. La empresa inició su andadura en la producción de dispositivos móviles con una familia Nexus que cambió las reglas del juego con dispositivos en los que la relación precio/prestaciones era asombrosa. Más tarde llegarían los Chromebooks, las tabletas y finalmente los Google Pixel y Google Pixel XL que se lanzaron el año pasado.
También han aparecido proyectos con menor suerte como ese teléfono modular llamado Ara que nos hizo soñar, e incluso las polémicas Google Glass que murieron para resurgir con una orientación mucho más específica gracias a las Google Glass Enterprise.
Las nuevas tendencias también han conquistado ese interés hardware de Google, que hace tiempo mostró su apuesta en el segmento de la realidad virtual. Eso sí, aquel primer intento casi anecdótico hizo que del cartón de las Google Cardboard originales pasásemos a unas Daydream mucho más ambiciosas como producto “vendible”.
Sin olvidar, por supuesto, a su familia de dispositivos Chromecast, que ha tenido su máxima expresión en los Chromecast Ultra. Los altavoces conectados Google Home se enmarcan también dentro de esa gama de soluciones domésticas que también demuestran la ambición de Google Assistant a la hora de competir con Alexa. Los rumores sobre desarrollos aún más importantes —como el de un procesador propio para sus dispositivos móviles— siguen apareciendo, pero lo cierto es que el catálogo hardware de Google es extenso.
Google debería fabricar el móvil Android definitivo
La empresa creada por Sergey Brin y Larry Page parecía destinada a crear el smartphone definitivo. Su control de la plataforma Android ponía en sus manos el software, pero el hardware se escapa de su control. Parecía que todo cambiaría primero con los Nexus —no lo hizo— y luego con la compra de Motorola, pero aquella adquisición multimillonaria, motivada por las patentes, fue un error importante.
Las cosas se volvían a poner interesantes el año pasado con el lanzamiento de los Google Pixel y Google Pixel XL, dos dispositivos que planteaban por primera vez una apuesta seria de Google en un segmento al que hasta ahora no había atacado: el de los smartphones de gama alta.
De repente la empresa mostraba un teórico competidor para el iPhone al que solo Samsung parecía hacerle sombra en su terreno, pero esos teléfonos han acabado siendo un bluf. Los Pixel demostraron aciertos fantásticos, como la integración de la fotografía computacional para dar un salto cualitativo en las cámaras móviles.
Eso no fue suficiente, por supuesto: o Google no quiso o no pudo satisfacer la demanda, y los Pixel se convirtieron casi en móviles fantasma: difíciles de encontrar a la venta y con críticas tanto en su hardware como en la relevancia de Google Assistant, parecían casi más un experimento que otra cosa.
Eso podría cambiar con los Pixel 2 y Pixel XL 2, y tendremos oportunidad de comprobarlo en los próximos meses, pero sobre todo debería cambiar tras la adquisición de esos ingenieros de HTC. El móvil Android definitivo, ese que pueda competir al fin con los iPhone y superarlos en su propio terreno, solo puede venir de Google.
Precisamente por eso necesitamos a una Google poderosa en hardware: para plantear esa competencia y lograr que tanto esas dos empresas como el resto no se relajen y sigan mostrándonos dispositivos cada vez mejores en todos los sentidos.
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