‘FIFA 98’, con sus pachangas 5 vs 5 de fútbol sala, fue mi primer contacto serio con un videojuego de fútbol. Luego hubo algún ‘International Superstar Soccer’ para la Nintendo 64, pero a aquel ‘FIFA’ con Raúl en la portada le fueron sucediendo los siguientes, con Morientes, Pep, Mendieta, Iker… hasta que llegó el mítico ‘PES 6’, el de Pierluigi Collina.
Seguramente no fui el único que sucumbió a Konami y aquel divertidísimo título en el que Adriano, al que hoy repasan la barba en una peligrosa favela, era simplemente dios. Algunos incluso conocieron sus bondades antes, pero podemos decir que más o menos en ‘PES 6’ fue cuando se produjo un buen éxodo de quienes hasta entonces solo habían confiado en ‘FIFA’.
A estas alturas no hay un punto de partida neutral ni equidistante: solo aspirar a acercarse a FIFA ya requiere un trabajo titánico y a muy largo plazo por parte de Konami
Konami aguantó en ese gran nivel algunos escarceos más, pero EA volvió a apretar y en ‘FIFA 10’ recuperó el terreno perdido. Durante los años posteriores, la vida para ‘PES’ siguió como siguen las cosas que no tienen mucho sentido. El avance imparable de ‘FIFA’ y su modo FUT, que tantísimas alegrías le ha dado, terminaron por dejar a ‘PES’, con todo el respeto y cariño al cholismo, como el Atlético de Madrid de los videojuegos de fútbol.
Si en 2011 se decía que ‘FIFA’ vendía unas 25 veces más que ‘PES’ en algunos mercados, en 2016 el ratio pasó a ser de 40:1. Seguir adelante con ‘PES’ ya era una cuestión de fe. “Con más moral que el Alcoyano”, se podría decir. Bueno, pues el Alcoyano ya vuelve a saber a primera división. Pero empecemos por el principio.
EA, tenemos un problema
‘FIFA’ es un juego que se ha ido redondeando año tras año. En los últimos tiempos ha incluido algún modo curioso como The Journey y ha mejorado más aspectos llegando a incluir por fin Frostbite. Pero sobre todo, ha apostado muy fuerte por FUT (FIFA Ultimate Team), su modo competitivo de creación de equipos. Y aquí es donde puede llegar el problema, en sobreexplotar a la gallina de los huevos de oro.
Seguramente la persona que ideó FUT hoy está ascendida y le han enterrado en bonos de productividad. Fuentes de la industria de los videojuegos nos confirmaron en 2016 que EA ya estaba logrando en torno a 1.000 millones de dólares anuales gracias a FUT. Una bendita locura.
¿El problema? Que las grandes novedades están casi siempre orientadas a FUT y a hacer que el jugador pase por caja una y otra vez. Para quienes disfrutamos del juego en compañía, echando pachangas con amigos, estos modos nos son denegados. FUT Draft, por ejemplo, es un modo ideal para juntar en el salón a cuatro amigos y pasar la noche haciendo torneos con una selección de equipos tan divertida y aleatoria.
El desgaste que provoca empezar de cero FUT año tras año puede ser un buen aliado para Konami si no prioriza igual que EA
Por otro lado, el sistema de FUT tiene un límite antes de llegar al agotamiento. Cuando se llevan unos años renovando cada año el ‘FIFA’ (70 euros) y teniendo que empezar de cero con el equipo, con la cantidad que podemos llegar a gastar anualmente en sobres -solo con las monedas ganadas en partidos es imposible montar equipos de altura salvo que destinemos ocho horas diarias a jugar-, llega un punto en que empezamos a cuestionarnos si irá siendo hora de dejarlo.
Aquí hay que apuntar algo para quienes llevan tiempo alejados del entorno Konami: ‘PES’ creó un modo “similar” a FUT llamado MyClub, que vendría a ser una mezcla de FUT y de la Liga Máster. Es similar, pero no ha calado tanto, y no se está llevando el mismo porcentaje de recursos que ocurre con FUT. No obstante, este año se han incorporado algunas leyendas para hacer más atractivo este modo, como David Beckham, Maradona, Fowler, Henry… o un Usain Bolt que se calzará las botas para dejar claro al resto lo que significa “velocidad”. Un aliciente que no está nada mal.
Oportunidad Konami
Konami, que lleva años viendo el exitazo en que se ha convertido FUT con la misma cara que ponen las vacas cuando ven pasar al tren, ha dado por fin en el clavo con ‘PES 2018’. Tras probar a fondo lo que su demo nos deja probar, volvemos a recuperar las mejores sensaciones del ‘PES’ más añejo, el que nos hacía vibrar.
Lo visto hasta ahora de ‘PES 2018’ deja muy buenas sensaciones tanto a nivel visual como de jugabilidad… pero con el problema de las licencias
Para empezar, el apartado visual es un lujo. El Camp Nou y el Signal Iduna Park, estadios disponibles en la demo, están recreados de una forma que supura fútbol y contagia pasión. Los jugadores están recreados fielmente, bastante mejor que en las dos últimas ediciones, más destinadas a recuperar jugabilidad. Hay miles de pequeños detalles en los que fijarse: mosaicos, gradas, espectadores, paredes, césped, expresiones de los futbolistas… He llegado a ver a Luis Suárez bramar al árbitro braceando para protestarle una falta, y a Sergi Roberto con su cara de no haber roto un plato poniendo calma y hablando con serenidad. Como en la vida real.
Pero sobre todo, lo divertido empieza jugando y atacando. Tirar paredes, pases al hueco (maravillosos en esta edición) e intentar crear acciones de peligro es mucho más animado de lo que podemos recordar de otros tiempos. Si hubiera que simplificarlo, diría que los jugadores parecen mejores que nunca, más predispuestos a dar pases y tiros de calidad. El manido “más arcade y menos simulador”, una suerte para los que queremos diversión desde el principio sin tener que pasarnos media temporada ensayando la precisión cirujana de pases al hueco, globos y remates escorzados.
Un ejemplo podemos verlo en esta jugada de un Liverpool – Atlético, no nos llevará más que un rato hasta acostumbrarnos al juego y que podamos hacer algo así.
O esta otra, del mismo partido. La variedad de recursos técnicos sale de forma natural, sin tener que vernos obligados a hacer complejas combinaciones de botones y movimientos de joystick para hacer los partidos algo más vistosos.
Un matiz sobre esto: en caso de que el jugador desee un mayor control de los movimientos, lo tiene tan sencillo como activarlo en ajustes. El modo por defecto es el que cambia las tornas. A esta nueva dinámica hay que sumarle el hecho de que ‘PES’ ha recuperado un viejo conocido de la saga, el partido de selección al azar.
A falta de saber cómo funcionará exactamente este año, en títulos anteriores permitía elegir mezclar de dos a cuatro equipos (o incluso ligas completas) y el sistema generaba una sola plantilla con la que jugar combinando aleatoriamente los jugadores de esos equipos. Es decir, podemos hacer una mezcla de Real Madrid, Barça, Atlético y Valencia, y jugar con una plantilla tipo Oblak, Carvajal, Piqué, Gabriel, Marcelo, Kondogbia, Carlos Soler, Koke, Asensio, Messi y Griezmann.
MD White vs Man Blue
Por supuesto, llegamos al asunto más espinoso de ‘PES’: las licencias. Vale, los equipos de la demo lucen de maravilla. El Atlético de Madrid o el Valencia C.F. también llegarán al juego completo con todas las licencias por su acuerdo con Konami. ¿Qué hay del resto? Lo habitual: equipaciones similares pero sin encanto alguno, nada de escudos, nada de nombres reales de los equipos. Los jugadores sí tienen nombre y cara real, pero jugar un clásico en el que el Madrid es el “MD White” sin su equipación real hace que parte de la gracia se evapore. En la web de Konami podemos consultar el listado completo de licencias.
Esto es solventable en PC y PlayStation aplicando los option files que tardan poco en publicar multitud de foros y comunidades en torno a ‘PES’. También podemos echar mano nosotros mismos del editor, aunque es un trabajo arduo. Un mal menor, al fin y al cabo, pero que le resta posibilidades a la hora de competir contra ‘FIFA’.
Las licencias son suyas pero nuestro es el 10
(Léase con los acordes de Lisa a la guitarra). ‘PES’ está en una etapa que perfectamente podría equipararse al final de la adolescencia: tras un tiempo buscando su propia personalidad tiene que decidir qué quiere ser a partir de ahora. La batalla con las licencias está perdida a medio plazo al menos, el marketing de EA tampoco tiene réplica posible y en el modo online, hasta ahora (veremos qué depara el juego completo), tampoco ha salido victorioso. ¿Qué tiene ‘PES’ para atraparnos de nuevo? Quizás enfocarse en jugabilidad y modos de juego locales como parece que hace con el 2018 sea su mejor vía de escape a la crisis.
Convertirse en la opción para quien prefiere jugar rodeado de amigos o desarrollando una carrera en solitario, en lugar de tratar de competir con el FUT todopoderoso, no tiene pinta de devolver a ‘PES’ a una posición de dominio, pero al menos le daría una seña de identidad y le dejaría dirigirse a un target específico.
Porque el gran problema de ‘PES’ durante estos últimos años no ha sido la ausencia de licencias, los problemas de distribución (en 2014 salió al mercado en noviembre) o el agravio comparativo respecto a FUT. Ha sido no tener un producto reconocible con identidad propia, sino una sombra sin alma de lo que llegó a ser y de lo que es hoy la saga ‘FIFA’.
‘PES 2018’ es, sinceramente, el mejor punto de partida que recuerdo en estos años de travesía por el desierto. Tabula rasa. Los partidos tienen el tempo perfecto, las animaciones son creíbles y la sensación es muy realista al mismo tiempo que se prima el espectáculo. Estaremos atentos a su versión final, en especial a ese modo tan pintón para el cooperativo online, a la evolución de MyClub o a la selección al azar. Llega a las tiendas el día 14 de septiembre.
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