Sonic ha regresado, y la cifra que quizás ahora mismo estés intentando calcular es 86: ‘Sonic Mania’ es el último y más reciente retorno de la mascota de SEGA si tenemos en cuenta las casi dos decenas de entregas plataformeras en 2D y las 13 en las que el Sonic Team apostó por las tres dimensiones; junto con las sagas de carreras, su paso por los arcades o sus más de 30 spin-offs. En total más de 80 juegos sí, pero seamos realistas: si hablamos de Sonic, por lo general nos referimos a su época dorada en Megadrive.
Con solo tres títulos numerados (y una expansión) el erizo azul ayudó a convertir a SEGA en un titán de los videojuegos en los 90. ‘Sonic 3’ es, a todas luces, una obra maestra ampliada a dos actos magistrales con ‘Sonic & Knuckles’, aunque los favoritos siempre fueron las dos primeras entregas: la primera por ser toda una revolución jugable y la segunda por dejar claro que lo logrado por el Sonic Team, responsables del proyecto, no era fruto de la casualidad.
Sin embargo, entre aquel revolucionario ‘Sonic the Hedgehog’ de 1991 y el ‘Sonic & Knuckles’ de 1994 sólo pasaron tres años. Y sí, hubo más juegos como ‘Sonic Spinball’, ‘Sonic 3D Blast’ e incluso se podía disfrutar de ‘Sonic CD’ y Knuckles Chaotix’ con el periférico adecuado; pero antes de plantearnos qué problema hubo con esas 8 decenas de juegos repartidos a lo largo de prácticamente 25 años, primero hay que tener presentes los hitos de Sonic en la consola de 16 bits de SEGA para que su legado haya sido tan extenso y prolífico. Y no fueron pocos.
SEGA lo tenía claro: su nuevo abanderado sería un icono de los videojuegos
En otros tiempos, toda compañía que se preciara y tuviera proyección internacional tenía su propia mascota. Pero Sonic no fue el primer embajador de SEGA, y tampoco el segundo. De hecho, se podría decir que cuando le tomó el relevo a Alex Kidd, la compañía fundada originalmente en Hawái ya había estado representada por a otras tres personalidades, aunque ninguna de ellas era rival para Mario, la superestrella de su máximo competidor.
Con el lanzamiento de la Mega Drive, SEGA puso toda la carne en el asador en lo técnico y, a pesar de que contaba con sus gloriosas adaptaciones de los salones recreativos, sabía que su bestia negra necesitaba un abanderado capaz de competir con el héroe del Reino Champiñón… ¡y superarlo en su propio terreno!
Eso sí, los candidatos aportados por el estudio SEGA-AM8 (posteriormente conocido como Sonic Team) poco o nada tenían que ver con un erizo supersónico: desde una caricatura del presidente Theodore Roosevelt, que acabaría siendo Eggman, hasta un conejo de orejas extensibles, cuyas mecánicas de juego luego serían recicladas en ‘Ristar’. De hecho, Sonic estuvo a punto de ser un armadillo y está claro que a su primer nombre, Mr. Needlemouse, le faltaba mucho gancho. Si esas son las ideas que han trascendido, habría que ver las otras.
Fueron los pinceles y la imaginación de Naoto Ōshima los responsables de crear el primer diseño de Sonic The Hedgehog así como su principal cualidad: la velocidad. Pero, a diferencia de otras mascotas, el destello azulado no transmitía únicamente carisma: lo que verdaderamente dejó huella en la industria no era lo que ya podía hacer dentro del género de las plataformas, sino cómo lo hacía.
La fórmula del éxito de los primeros Sonic
‘Sonic The Hedgehog’ llegó en 1991 con los sistemas Atari fuera de juego y con una Nintendo NES imparable, y lista para dar el relevo al Cerebro de la Bestia. Sin embargo, aquel erizo antropomórfico no era otro clon de Mario: sus escenarios estaban mucho más definidos, el diseño de sus fases era tremendamente retorcido, muy poco -o nada- lineal gracias a sus loopings, sus resortes, sus trampas y unos Final Bosses que, para la época, eran enormes.
Ahora bien, su espectacular apartado visual incluso quedaba algunos pasos por detrás de su jugabilidad sin precedentes: Sonic era un personaje cargado de versatilidad gracias a su enorme biblioteca de acciones (y reacciones). De hecho, si nos pegábamos a un borde o cuando tardábamos demasiado en mover a nuestro héroe veríamos nuevas animaciones. Se podría decir que Sonic fue uno de los indiscutibles impulsores del pixelart, un estilo que hoy en día continúa teniendo una enorme presencia.
Sin embargo, cuando SEGA prometía velocidad iba muy en serio: Sonic era capaz de moverse incluso más rápido que el scroll del propio juego y con una fluidez insólita. Pero además las físicas no solo adquirieron protagonismo, sino que pasaron a ser un elemento tan crucial como característico de la saga. Es más, el Sonic Team no tardó en añadir en las secuelas nuevas maneras de explotar estas características con tubos y canales que nos desplazaban a enorme velocidad, plataformas giratorias e incluso sistemas de teletransporte.
Sería injusto no entrar a valorar las versiones de Master System y Game Gear, bastante por detrás de lo visto en Megadrive pero absolutamente dignas. Como curiosidad, y a partir de la segunda entrega, SEGA continuó experimentando con la jugabilidad en estos sistemas con títulos como ‘Sonic Chaos’ o ‘Sonic Triple Trouble’. E incluso se coqueteo con nuevos formatos como las dos entregas de ‘Sonic Drift’ -el auténtico precursor de ‘Sonic & SEGA All Star Racer’- o ‘Sonic Labyrinth’.
Ahora bien: pese a que Nintendo y Mario no flaquearon ni una vez ofreciendo juegos extraordinarios, y teniendo en cuenta que tras Sonic llegaría un Boom por los juegos de plataformas protagonizados por mascotas y seres antropomórficos, en algún punto del camino SEGA fue consciente de que su mascota tenía incluso más éxito como marca que como propuesta jugable, y con las consolas de 32 bits comenzaron a llegar los cambios.
Nuevos tiempos, nuevo aspecto y una tercera dimensión que lo cambió todo
Vamos a ser claros: la cuarta generación de consolas no solo le sentó de maravilla a Sonic, sino que fueron los días de gloria de una SEGA incisiva, atrevida y que, si rivalizaba en los hogares con la mismísima Nintendo, dominaba con holgura los salones recreativos con sus licencias, sus muebles con forma de cabina y sus experimentos poligonales. Pero el salto a los 32 bits acabó pasándole una factura enorme a su mascota.
De entrada adaptar la velocidad y los complejos y coloridos escenarios de Sonic a un formato poligonal con la tecnología de entonces era inviable, y recrear mundos tridimensionales que ofrecieran algo parecido a lo visto en Megadrive estaba muy por encima de lo que podía conseguirse con la Sega Saturn (la 32 bits de SEGA) o cualquier otra consola contemporánea. Y no se puede decir que el Sonic Team no lo intentase.
SEGA necesitaba a Sonic y, tras dar un periodo de vida relativamente corto a la Saturn, decidió adelantar a Sony (la cual había entrado recientemente en el mercado con su PlayStation) y Nintendo en sobremesas: los 128 bits de Dreamcast no solo era capaz de ofrecer enormes y complejos mundos para su abanderado, sino que los podríamos recorrer a toda velocidad. El Sonic Team apostaba muy fuerte con ‘Sonic Adventure’. Tanto, que incluso rediseño al propio Sonic y su universo
Desafortunadamente, muchos de los elementos clave de los Sonic de MegaDrive fueron perdiéndose de manera gradual por el camino: la velocidad, el sistema de cámara y el control analógico de Sonic limitaban el número de elementos interactivos, aunque las físicas seguían estando ahí. Es más, incluso hoy en día, el sistema para conseguir integrarlo todo es apostar por ofrecer dos tipos de juego como ‘Sonic Generations’.
Sonic apostó de nuevo por las 2D con juegos como ‘Sonic Advance’, ya para Gameboy y con SEGA fuera del mercado. De hecho, pudimos verlo en Neo Geo Pocket y hasta en la primera y única consola de Nokia: N-Gage. Pero gran parte del encanto y el afán por innovar de las entregas de MegaDrive en cierto modo estaba ausente. ¿Mejores sprites? Sí, pero los usuarios pasaban por las fases sin que estas se quedaran en su retina. Sin embargo, lo peor estaba aún por llegar.
Es hora de hablar de Sonic The Hedgeog 2006, las reediciones y los Free-to-play
En 2006, y tras serios problemas en la producción, llegaba a Xbox 360 y PS3 el nuevo ‘Sonic The Hedgehog’ un reinicio que conservaba en nuevo aspecto de Sonic, varias de las mecánicas vistas en las dos entregas de ‘Sonic Adventure’ e incluso una historia mucho más ambiciosa.
Sobre el papel, el conocido como ‘Sonic 2006’ podía parecer una apuesta segura, pero en la práctica fue una desafortunada combinación de los elementos prometidos, pobremente ejecutada en lo técnico y con unos fallos y tiempos de carga que, en lugar de renovar la imagen del erizo, acabó poniendo de manifiesto el enorme problema que estaba teniendo la licencia: SEGA no sabía qué hacer para relanzar a su mascota a lo más alto.
Desde entonces, el Sonic Team y SEGA han compaginado casi anualmente nuevas propuestas como ‘Sonic Unleashed’, ‘Sonic y los Anillos Secretos’ o ‘Sonic Colors’ con continuas reediciones de la trilogía original de Megadrive a través de recopilatorios, lanzamientos en formato digital e incluso como parte de colecciones de nombres cada vez más rimbombantes como ‘ Sega Fun Pack: Sonic Mega Collection Plus & Shadow the Hedgehog’.
Tras una serie de complicaciones económicas, y ya fuera del mercado de las consolas, hay que admitir que SEGA siempre ha tenido cierto favoritismo por su antigua rival Nintendo, ofreciéndole en exclusiva los títulos más aclamados de esta etapa no tan gloriosa del erizo. Es más, a partir de este punto Sonic y Mario comenzaron a aparecer juntos en toda clase de juegos: desde sus citas deportivas anuales con la serie ‘Mario y Sonic en los Juegos Olímpicos’ hasta en las dos últimas entregas de ‘Super Smash Bros’. ¿Quién lo hubiera dicho?
Con todo, no se puede decir que SEGA no haya apostado por devolver a Sonic a sus orígenes, y para muestra tenemos las dos entregas de ‘Sonic 4’: un movimiento inesperado por recuperar y continuar con lo visto en los juegos de MegaDrive con la firma de Dimps. Pero lo que prometió ser un reencuentro con el auténtico Sonic, acabó siendo plataformas colorido y variado que ni impresionaba al jugador, ni despertaban por completo los sentimientos de nostalgia de los fans. ¿Estaba el erizo condenado entonces?
Ahora bien, donde mejores resultados económicos ha tenido Sonic ha sido en dispositivos móviles: junto con las reediciones de las primeras entregas, SEGA ideo fórmulas como runners infinitos o plataformas a los que se puede jugar con poco más que un botón como ‘Sonic Jump’. Un panorama delicado que dejaba una pregunta en el aire ¿Cómo continuar la saga? Lo curioso es que la respuesta estaba en los propios fans… bueno y en el generoso legado de las entregas iniciales.
Sonic Mania: el regreso que llevábamos décadas esperando
Durante la celebración del 25 aniversario del erizo supersónico en la ComicCon de San Diego se confirmaron dos nuevos y prometedores proyectos relacionados con el futuro del abanderado de SEGA: por un lado ‘Sonic Forces’ reuniría en un mismo juego de plataformas las versiones clásicas y modernas de la mascota de SEGA como ya lo había ‘Sonic Generations’. Sin embargo, toda la atención recayó en el segundo de los juegos. Uno desarrollado por fans y supervisado por el Sonic Team.
‘Sonic Mania’ se presentaba a sí mismo como un regreso a las raíces de la saga tanto en lo visual como en lo jugable con interesantes novedades y una frase que caló entre los incondicionales de Sonic: a veces hay que retroceder para ir hacia adelante. Pero aquello es algo que ya se nos había prometido en más de una ocasión, ¿Qué tenía esta versión pixelada de Sonic que lo haría triunfar donde otros ya lo habían intentado?
De entrada, hay que tener en cuenta que el proyecto había sido iniciado varios años antes de la mano de Christian Whitehead, (quien ayudó a desarrollar la nueva versión de ‘Sonic CD’ para los dispositivos actuales) y con la colaboración de Headcannon y PagodaWest Games, equipos muy vinculados a creaciones relacionadas con Sonic de manera no oficial como el cancelado remake HD de ‘Sonic 2’. Aquello, ya era una garantía de que los responsables apostarían por ser fieles a los juegos que convirtieron a la mascota de juego en una leyenda.
Pero el mayor logro de ‘Sonic Mania’ ha resultado ser la capacidad para combinar lo visto en los mejores juegos de Sonic para MegaDrive (y lo que no podía faltar) en un mismo juego, añadiendo una generosa ración de ajustes y novedades en el apartado jugable. Dicho de otro modo: volveremos a esa Green Hills pixelada, pero no tardaremos en ver que el nivel es mayor, incluye más rutas y secretos y, sobre todo, es mucho más rico en contenidos.
‘Sonic Mania’ recupera, amplía y reformula los mejores niveles de ‘Sonic The Hedgehog’, ‘Sonic the Hedgehog’, ‘Sonic 3’, ‘Sonic & Knuckles’ y ‘Sonic CD’, devolviendonos aquellas maquiavélicas fases de bonus al pasar por los postes de estrella o descubrir los anillos gigantes. Pero también se incluyen escenarios creados desde cero y que están a la altura de los originales, incluso a nivel musical. En conjunto, una apuesta sólida por ofrecer más y mejor que no solo es generosa a la hora de incluir homenajes y referencias en cada tramo de escenario, sino que destila el enorme cariño de los desarrolladores por el carismático erizo.
Sonic aprende una nueva habilidad, una carga que comienza a iniciarse al concluir un salto y que le viene como anillo al dedo, pero también podremos acceder a los trucos y mecánicas de otros juegos de la saga. Eso sí, tendremos por delante algunos de los enemigos más temibles de las entregas anteriores junto con nuevos Bosses creados a medida para la nueva trama argumental, una historia relacionada con una esmeralda capaz de distorsionar el espacio-tiempo y que -si completamos el juego al 100%- insinúa cierta conexión entre este título el referido ‘Sonic Forces’ que llegará a finales de año. Detalles como este dejan claro que no se ha dado puntada sin hilo.
Si bien el auténtico Sonic fue el que pudimos ver en la Megadrive, la propuesta de ‘Sonic Mania’ es absolutamente fiel en todos sus apartados e incluso atreviéndose a llevar la exitosa fórmula todavía más lejos. Un paso de valientes y un resultado final imposible de conseguir a base repetir (o imitar) lo visto, sino de comprender cada uno de los ingredientes que elevaron al rey de los loopings al estatus de icono de los videojuegos.
Pero el mayor logro de ‘Sonic Mania’ es conseguir destrozar el tópico de que el mejor juego de Sonic ya lo habíamos visto visto y salió años atrás: a las zapatillas de la mascota de SEGA todavía le queda muchísima suela por gastar.
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