Hablar de Nokia es hablar de un peso pesado en la industria del móvil y un gran “culpable” de su expansión. Y ahora, tras unos años en la sombra, la marca vuelve a verse en el dorso de smartphones. Pero, ¿ha vuelto con todo el ADN de la Nokia original o queda poco más que el nombre?
La época dorada de esta empresa finlandesa fue hace décadas, cuando tanto internet como los móviles eran cosas de “pocos”. Logró quedar en el recuerdo de muchos y provocar un hype considerable ante la confirmación de su vuelta, pero ha llovido mucho desde aquellos buenos tiempos y la marca vuelve a fabricar cuando las tendencias son completamente distintas, aunque recurriendo igualmente al gancho de la nostalgia. ¿Es una vieja conocida o la chica nueva en la ciudad?
La idea adecuada en el momento adecuado
Los finlandeses no fueron los primeros ni los únicos fabricantes de móviles, pero Nokia logró popularizarse y superar en ventas a la competencia. Una popularidad para la que hay cifras más allá de nuestras historietas de juventud, como los 160 millones de unidades vendidas del Nokia 3210 o los 126 millones del Nokia 3310. Récords que se alcanzaron cuando la población propietaria de un móvil (años 1999 y 2000) estaba en torno a los 500 millones.
Fabricante | 1998 | 1999 |
---|---|---|
Nokia | 38.621.900 | 76.335.000 |
Motorola | 33.379.200 | 47.817.700 |
Ericsson | 25.906.400 | 29.785.100 |
Panasonic | 14.463.400 | 15.580.600 |
Samsung | 4.686.500 | 17.686.800 |
Otros | 54.535.700 | 96.376.200 |
Total | 171.593.700 | 283.581.400 |
Unidades de móviles vendidos en 1998 y 1999 (Fuente: Tech-Insider)
Con el crecimiento la compañía estableció una red de plantas de fabricación en distintos países, entre los que se encontraban Finlandia, Hungría, la India, Vietnam, Brasil, China, México, Rumanía, Corea del Sur y Reino Unido. Es decir, la fabricación era directa sin depender de otras compañías.
¿Qué le funcionaba bien a Nokia que no tuviesen las otras? Sus móviles se diferenciaban del resto por apostar (inicialmente) por un sólo botón de “aceptar” para la interacción usuario-sistema (además de los cursores) y una resistencia que caracterizó a móviles como el Nokia 3310, aspecto que fue bastante recordado con el anuncio del nuevo modelo de 2017, y que de hecho comprobamos recientemente con un antiguo 3310 totalmente funcional.
Con el triunfo vinieron los primeros cambios (y Microsoft)
El ascenso de la marca se prolongó unos años después llegando a quedarse con Siemens (que había sido rival en cuestión de móviles) para quedarse como Nokia Siemens Network. La combinación de infraestructuras sucedía en 2007, año en el que Apple lanzó el iPhone, el cual pese a no ser el primer smartphone estrictamente marcó un punto de inflexión en la industria. Y a Nokia esto, como al resto de fabricantes, le acabaría afectando a varios niveles.
En 2010 The Economist ya hablaba de que la gigante finlandesa tenía dos potentes amenazas por parte de Apple y RIM (sobre todo en América del Norte), sin descuidar a una Google que no iba a dejar escapar este nuevo campo y ya había lanzado su Nexus One. A este respecto puede parecer Nokia entró tarde en los smartphones, pero en realidad lo hicieron antes de 2007 con las series E y N (desde 2005), arriesgando con series como la 7000.
¿Estaba Nokia cambiando (como se dice en ese artículo) y alejándose de lo que su fiel público quería? Probablemente sí, y en parte debido al camino que se tomó al mantenerse en Symbian. Un sistema que en alguna de las últimas versiones presentó problemas de inestabilidad, como la que acompañó al N97 (que, como describen en The Economist, “era casi imposible de usar”, alejándose de la sencillez que la Nokia original del botón azul y único buscaba).
Esta Nokia “distinta” que perdía público unió fuerzas con Microsoft, aunque mejor dicho fue una fagocitación a largo plazo. Los de Redmond compraron la división de dispositivos de los finlandeses en 2013, en cuyo comunicado ya figuraba el lema “One brand, one voice”, que hacía presagiar que a la marca Nokia le esperaba una desaparición en el futuro. La compra costó a Microsoft un total de 7.170 millones de dólares.
De Finlandia a Redmond: la Nokia sin dispositivos
Microsoft se acabó quedando con las líneas Lumia, Asha y la efímera Nokia X, así como con 8.500 patentes de diseño y 30.000 de utilidades de los móviles Nokia, tras firmar un contrato que finalizaría en 10 años. En cuanto a puestos de trabajo, Microsoft adquirió 32.000 empleados de la compañía finlandesa y varias fábricas. Es decir, Microsoft acabó poniendo tanto software como hardware a los móviles.
Hubo pues dos etapas a nivel de los productos. En una primera tuvimos los smartphones Nokia Lumia con Windows Phone como sistema operativo (y dejando definitivamente atrás los factores forma más bien de feature phone), manteniendo ese característico plástico robusto como elemento principal de la cubierta. En una segunda etapa vimos a una Nokia “no fabricante” centrada en el desarrollo de redes y software, y con cero protagonismo en los dispositivos de Microsoft.
Uno de los móviles más representativos de esa primera etapa fue el Nokia 520, el cual en 2013 era el smartphone con Windows Phone más popular (y lo seguía siendo ni más ni menos que el año pasado). Y curiosamente fue uno de sus sucesores el primero en prescindir del apellido Nokia en el nombre, el Microsoft Lumia 535.
Finalmente la fórmula de Microsoft con los móviles no funcionó, y esto se vio con la llegada de unas vacas flacas en forma de pérdidas millonarias y despidos multitudinarios derivados de la adquisición de la empresa finlandesa. En 2014 se anunciaba el despido de 18.000 empleados de la residual Nokia, a mediados de 2015 comunicaban un despido de 7.800 personas y unas pérdidas de 7.600 millones de dólares debidas a la compra de la compañía y 1.850 despidos más en mayo de 2016, correspondientes a puestos de Finlandia. El desenlace: un desmembramiento progresivo de la división de móviles de Microsoft, del cual saldría posteriormente el trato clave para el resurgimiento de la Nokia fabricante.
La vuelta de Nokia a los dispositivos
En 2016 Microsoft vendía la división encargada de los feature phones a FIH Mobile, una subsidiaria del grupo Hon Hai/Foxconn encargada de diseñar, fabricar y montar componentes. La familia Lumia de smartphones no entraba en esta operación, pero se estaba transfiriendo el uso de la marca Nokia durante 10 años a un nuevo fabricante, y como fruto de la operación se creó una nueva empresa llamada HMD (afincada en Finlandia) para la fabricación de estos sencillos móviles, además de smartphones y tablets.
Así, tras una discreta Nokia N1 con Android y aluminio en 2014, los finlandeses confirmaron su vuelta a los dispositivos móviles en mayo de 2016. Un regreso de la mano de HMD y con Android como sistema operativo, con el (auto) convencimiento de que seguían estando entre las cinco marcas más valoradas del sector de la telefonía (según sus propios sondeos).
Quién es HMD y por qué tiene tanto currículum pese a ser nueva
Como ya dijimos, HMD Global Oy es una empresa que lleva muy poco recorrido como tal si comparamos con otras marcas y fabricantes del panorama del smartphone, formándose en 2016. Pero su plantilla está formada por ex-empleados de Microsoft, HTC y Nokia entre otras:
- Florian Seiche: presidente. Co-fundador de la división de móviles de HTC, fue vicepresidente senior en Nokia y Microsoft y trabajó también en Siemens y Orange.
- Arto Nummela: CEO. Trabajó en varios departamentos de Nokia y fue vicepresidente de ventas en la división de móviles de Microsoft, participando en el desarrollo y lanzamiento de productos en cuatro continentes.
- Pia Kantola: COO. Fue directora de gestión de producto en Microsoft y vicepresidenta de logística de clientes en Nokia. Tiene más de 20 años de experiencia en el sector de la telefonía y en la industria de la automoción.
- Pekka Rantala: CMO. Ex-CEO de Rovio y empleado de Nokia por 17 años, durante los cuales trabajó como jefe de exportación en Nokia África y jefe de Nokia Europa.
- Juho Sarvikas: CPO. Trabajó en los acuerdos de la Nokia de Microsoft con los operadores y en HMD se dedica a la creación y estrategia de producto.
Con respecto a la recuperación de la antigua e icónica Nokia, Nummela ya dijo en el comunicado del lanzamiento oficial de HMD que la vuelta de la marca era una buena ocasión para retomar (parte de) los valores de la original Nokia y por los que, según el ejecutivo, siempre ha sido conocida.
Vemos esto como una gran oportunidad para […] rescatar la calidad y el diseño por los que la marca Nokia ha sido conocida siempre.
La triple entente: quién hace qué
Como explicaron en Xataka Móvil en el momento en el que se hacía pública la vuelta de la marca finlandesa, la sede de HMD está en Estocolmo pero la fabricación de terminales se realizaría en Asia a cargo de FIH. En el comunicado de mayo de 2016 se especificó qué obtenía cada empresa del acuerdo.
- HMD: tiene los derechos para smartphones, feature phones y tablets Nokia. Tendrá el control total de las ventas, marketing y distribución de los dispositivos Nokia (los activos pertenecerán a Foxconn oficialmente).
- Nokia Tecnologies: determina los requisitos a nivel de marca y tendrá control sobre la calidad, el diseño y las prestaciones de los dispositivos. Tanto una como otra tendrán acceso a cualquier parte del proceso de fabricación de FIH Mobile.
- FIH Mobile: será el fabricante exclusivo de los dispositivos Nokia.
Estas condiciones ya hacían presagiar que la nueva Nokia no sería la misma que la de hace 10 años, dado que aunque sí se especifica una supervisión del diseño, la calidad y las especificaciones de los dispositivos por parte de Nokia, FIH también pone de su parte en la planificación. En un plato de la balanza la recuperación de una marca icónica y en el otro la necesidad de renovación. ¿El resultado? Lo conocimos hace un par de meses.
La nueva Nokia: un logo con piel de aluminio
Teniendo en cuenta sus orígenes y época dorada con los feature phones, los cambios en la segunda etapa con los smartphones y los movimientos empresariales que hemos detallado, ¿está Nokia resurgiendo como el Ave Fénix o reinventándose y dejando atrás los mitos? Tanto una como otra, pero puede que de lo original haya menos parte.
La nueva Nokia abría las cuerdas del ring del mercado de los móviles el pasado mes de enero con el Nokia 6. El histórico logo tal cual volvía a aparecer marcando la trasera de un terminal que esta vez venía vestido de aluminio y con especificaciones de gama media, sin una cámara que destacase entre ellas pero con énfasis en la durabilidad, la batería y un Android puro.
La propuesta de la marca cogería tintes más interesantes de cara al MWC con una jugada que sí buscaría más estimular el componente nostálgico, probablemente para despertar esas esporas de confianza en la marca que permaneciesen en latencia en aquellos usuarios de la ilustre Nokia de finales de los 90. ¿Cómo? Rescatando el Nokia 3310 y poniéndolo como cebo al lado de otro par de nuevos Nokia, el Nokia 3 y el Nokia 5.
Aunque aquí el recuerdo puede jugar una mala pasada cuando el usuario nostálgico se encuentra con un 3310 mestizo y un montón de sensaciones encontradas. La lluvia de ideas para la vuelta de un feature phone de 2000 en 2017 no debió ser cosa de minutos ni de mucha unanimidad cuando el nuevo 3310 es la fecundación in vitro de un gameto de cada año.
El resultado: un móvil más fino y suavizado con un tacto muy diferente, un diseño que es un recuerdo muy borroso del original y una pantalla a color que muestra un menú que nos aleja de aquel Symbian monocromo, sobre todo si decidimos jugar a la serpiente.
Antiguos valores, nuevos métodos
Todos esto lo pudimos ver y probar en el MWC’17, donde además tuvimos la ocasión de entrevistar a Luis Peixe, Country Manager de HMD Global en España y Portugal, que nos habló del presente y el futuro de esta nueva Nokia. Su visión, junto con la experiencia con los terminales de las distintas épocas de la marca, nos ayuda un poco más a determinar qué es lo que la nueva Nokia conserva del ADN primigenio.
Hablando del nuevo 3310 nos dio a entender que el mercado (que lo hay, al menos en España) acabaría predeterminando la posición de este terminal en la actualidad, dibujando ese papel como terminal secundario o de desconexión (no hay WhatsApp para su sistema). Un lanzamiento “emocional” que en su opinión mantiene esos rasgos característicos e históricos de los productos Nokia.
Es un dispositivo que tiene características que son muy distintivas de la marca Nokia: la fiabilidad, la durabilidad, la calidad de los materiales, el diseño del dispositivo, la simplicidad de uso…
Parte de éstas están también en los nuevos terminales según Peixe, destacando la calidad de los materiales, un Android sin añadidos y “la humanidad de la marca” (es decir, ese componente emocional y nostálgico que comentaba en el caso del 3310).
¿Qué queda entonces de la Nokia de antaño? Peixe quiso poner la mirada en el futuro y no nos habló del pasado, y quizás esto es una pista de lo pequeño que parece el poro del tamiz que HMD parece haber pasado a la Nokia de Symbian y Microsoft.
Así, la sencillez es el rasgo original más evidente que sí ha perdurado adaptándose en cuanto a estética e interacción interfaz/dispositivo-usuario, y la durabilidad es algo que tendremos que comprobar con el uso, aunque aquí el fantasma del pasado es un plástico mítico que ya no encontraremos al haber optado por el aluminio.
Incluso en el nuevo 3310 cuesta un poco ver o sentir aquella antigua Nokia. Se esboza la nostalgia con la tipografía del software, con una muy baja resolución en el panel y una franja grisácea que dividía el frontal y la botonera, pero el diseño y la interfaz imponen un peso novedoso que no tiene por qué ser negativo ni mucho menos (ahí está el aparente éxito en las reservas), pero hacen sea difícil recuperar la sensación que había con aquel robusto terminal.
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