Qualcomm se ha hecho esperar algo más de lo normal este año con su Snapdragon 835. Algunos modelos como el LG G6 de hecho han tenido que renunciar a él para lanzarse lo antes posible, pero pronto comenzarán a llegar smartphones basados en un SoC que de nuevo promete ser el rey del rendimiento en 2017.
Ya tenemos los primeros análisis preliminares del rendimiento del Snapdragon 835, y todo apunta a que efectivamente estamos ante una buena evolución del Snapdragon 821. Muchas luces, algunas sombras y una importante característica que podría ser lo verdaderamente importante de este nuevo SoC: su eficiencia energética.
El Snapdragon 835 gana en casi todo, pero con algunos peros
Nuestros compañeros de Xataka Móvil explicaban ayer cómo esas pruebas sintéticas han demostrado que estamos ante un prometedor sucesor de los Snapdragon 820 y 821. De hecho pruebas de referencia como AnTuTu dejaban claro lo que podemos esperar: el smartphone prototipo de Qualcomm Snapdragon 835 utilizado para las pruebas lograba 181.939 puntos, muy por encima de los 157.191 del OnePlus 3T, que con su Snapdragon 821 era el claro dominador de esta prueba hasta la fecha.
Los resultados se repetían en la mayoría de las pruebas utilizadas en AndroidPolice, uno de los medios que fue invitado a una jornada de prueba del nuevo procesador en su cuartel general en San Diego. Sus conclusiones, no obstante, no eran del todo compartidas por otros analistas.
En esas pruebas con todo tipo de benchmarks móviles estos expertos indicaban que estos nuevos chips superan a los ya existentes “en algunos casos por mucho, y en otros por un poco”. Como ellos mismos explican, no hay que tomarse esos resultados (ni los que exponemos más adelante) demasiado en serio, porque habrá que ver cómo se portan dispositivos reales con este procesador, y sobre todo porque esas mejoras de rendimiento pueden no notarse prácticamente nada en la experiencia de usuario convencional.
Bien en enteros, no tanto en coma flotante
A ese evento también acudió AnandTech, cuyos responsables realizaron varias pruebas adicionales que se sumaban a las pruebas sintéticas tradicionales realizadas en otros casos.
Aunque en las pruebas de AndroidPolice quedaba claro que el Snapdragon 835 se comportaba de forma fantástica en todas las áreas, las de AnandTech eran algo menos optimistas. En el rendimiento con enteros la ganancia con respecto al Snapdragon 821 y desde luego con el 820 era importante, pero había pruebas en las que esos resultados no eran tan prometedores.
Incluso al comprobar la eficiencia de proceso de números enteros “normalizándola” con la frecuencia a la que corría el procesador esa potencia bruta en términos de IPC (Instructions Per Cycle) el nuevo SoC de Qualcomm ganaba a sus competidores, pero no por un margen excesivo. De hecho sí que superaba notablemente al Snapdragon 821, pero las diferencias con el Kirin 960 de Huawei —presente en el Mate 9— eran mínimas.
La cosa se complicaba con las pruebas con el rendimiento en operaciones de coma flotante. Según la evaluación de AnandTech en ese ámbito el Snapdragon 835 se comportó peor que el 821 en todas las pruebas menos una, aunque sí lo hizo mejor que el Snapdragon 820. En el resto de pruebas se mostró cómo efectivamente el Snapdragon 835 era un SoC realmente fantástico, pero no especialmente revolucionario.
En sus conclusiones estos analistas explicaban cómo el rendimiento de la CPU el Snapdragon 835 fue en general positivo: “las ganancias compensaron de sobra las pérdidas, proporcionando un rendimiento general mejor que el de los teléfonos basados en los Snapdragon 820/821“. En esos resultados también tuvo papel destacado la nueva GPU Adreno 540, que según sus datos llegó a ofrecer un rendimiento hasta un 25% mayor que el de la Adreno 530 de los Snapdragon 820. Pero la gran promesa de los nuevos procesadores de Snapdragon podría ser otra.
Los 10 nanómetros plantean mejoras energéticas importantes
Los resultados de las pruebas preliminares realizadas por esos analistas muestran cómo la evolución del rendimiento del Snapdragon 835 es prometedora, aunque en algunos apartados parezca que hay aún margen de mejora. Es la primera vez que Qualcomm utiliza una nueva licencia de ARM que le permite personalizar ciertas partes de los núcleos de proceso, y las ventajas (e inconvenientes) se dejarán notar en esta primera aproximación a esa mayor personalización de estos procesadores móviles.
Lo que sí que es especialmente prometedor es el comportamiento energético de estos procesadores. El nuevo proceso de fabricación de 10 nanómetros puesto en marcha por Samsung sitúa a este SoC como el primero en beneficiarse de esta tecnología que permite reducir en un 35% el tamaño de la die si la comparamos con la del Snapdragon 820.
Eso tendrá una consecuencia directa en el consumo energético de estos procesadores, que podría ser realmente destacable y que por tanto podría proporcionar a los usuarios una ventaja práctica mucho más visible e importante que esos récords en AnTuTu que quedan bien como referencia pero que normalmente no suponen una gran diferencia en la experiencia de uso real de estos dispositivos.
Como afirmaban todos los análisis, estos resultados son totalmente preliminares. En las pruebas hicieron uso de un smartphone “genérico” creado por Qualcomm para esta fase, pero será en los smartphones que llegarán en los próximos meses en los que tanto el rendimiento como esa prometedora autonomía de la batería tendrá que convencernos. Desde luego hay una cosa clara: los Snapdragon 835 apuntan maneras.
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